Hoy es mi última noche en Valencia y mañana cogeré el avión de vuelta a Wroclaw. Han sido tres semanas, casi. De reflexiones, de cábalas, de autocrítica, de añoranza, de nostalgias rancias que volvían avinagradas, de grandes instantes y algunos históricos, de contextos emotivos, de reencuentros con viejas e importantes amistades, de recuerdos efímeros, de que hubiera pasado si...............de trasnochar y volver a reencontrarse con una ciudad hermosa, alegre, bulliciosa, autentica, a pesar de la vomitera tremebunda que ofrecen sus políticos delirantes y afectados por el virus de la derecha traicionera y jodida que camina por Valencia y por España. De volverse a enamorar como quien se enamora de esa chica que es la reina del baile, que es la diva de las divas, que es la rubia, la morena o la pelirroja más hermosa de los escaparates, de los anuncios, de los sponsors, del séptimo cielo, la imposible, la barbie, la princesa de tus sueños. Así tan simple y llanamente es como un servidor se siente cuando descubre que su barrio, el de toda la vida, Ruzafa, evoluciona, prospera para bien, y en vez de perder su encanto, todo lo contrario te atrae y te dice puedes mirar pero no tocar. Porque sabe que aun no es el momento de mi vuelta, por mi bien, porque el siempre estará. De ojalá..............de sueños, de sustos, y grande el que esta vez me lleve con mi cuerpo, y es que al probecito le he metido mucha caña y al final lo acabo pagando. Menos mal que salimos indemnes, pero sé que de una te salvas pero la siguiente tiene pinta que no se quedara tan solo en un susto. De comer bien, de volver a recordar que placer son las tapas, las terracitas de verano, el pescado y el marisco. De incluso si me lo permiten de agujetas mentales, de poner los pies en el suelo, de volver a redescubrir (y uno que no se cansa) el inmenso placer que es escribir, de darse cuenta urgentemente la necesidad de tener uno su espacio, porque la libertad mental no es posible si físicamente no la tienes. De pensar en el amor y que locuras está uno dispuesto hacer por él, que son todas las que nunca creo que haga por ningún otro motivo. Para empezar allá donde me lleve espero ser bienvenido. De saber que uno es imperfecto, y que el dinero es una ley intrínseca, que las casas de 90 metros cuadrados mejor que las de pequeño metraje, y de paso porque dejar de reconocer sin bajar la cabeza avergonzado que quiero lo que tuve una vez pero exponencial al cubo, una casa esta vez con lujos y caprichos que sobrevuelan por la ancha llanura que son las ilusiones. En definitiva, mi sitio, mi rincón, mi escondite, mi mare, ¿la ciudad? Me da igual, mientras este a gusto y este ella, que más da la ciudad. De saber que me queda mucho mundo por descubrir y que no tengo que perder esa oportunidad. De saber que continuare por momentos en esa línea fina que es la incertidumbre de lo cotidiano. De ser consciente que a día de hoy más que nunca no sé en que lugar del mundo acabaré viviendo en los próximos años, y es algo que aunque a la vez me inquieta también a la vez me fascina y me motiva. De no haber dejado de saborear el placer del celuloide y las series, que gran invento!!!. De volver a recordar el placer de la lectura, y de haber pecado tanto por haberla dejado tantos meses seguidos de lado. De saber que vuelvo a ser yo, y que vuelvo a renacer como un amanecer. De saber que en las batallas que me quedan aun por librar estoy dispuesto a continuar de pie, y no rendirme nunca, de saber y ser consciente donde está mi presente, de darme cuenta la suerte que uno tiene cuando sabe que tiene a gente que les puede llamar amigos, hermanos, y sobre todo contar con ellos, de saber que existo porque siempre hay alguien que está pensando en mí. De querer volverme a comer el mundo. De saber que esta vez hay que cambiar de estrategia, y todo volverá a salir redondo. De volver a abrazar el optimismo y de volver a intentar bailar un tango con la vida, a poder ser el de Cambalache. De saber que a partir de mañana para mí es un nuevo amanecer, porque vuelvo después de haberme reciclado y haber encontrado un nuevo rumbo hacia donde dirigir mi timón, aunque está vez sé que será más difícil que antes, porque esta vez la cima e inquietudes que quiero cubrir pertenecen a cuotas más altas, las cuales estoy dispuesto y con plenas energías de intentar descubrir y coronar sus cimas o cima, a pesar de que los viejos fantasmas y antiguos demonios siempre estén al acecho de la más mínima debilidad, estaré dispuesto a librar la batalla que haga falta, aunque me quede solo en el mi particular campo de batalla. Por eso mañana para mí es un nuevo amanecer, porque mañana no es un mañana cualquiera, sino que mañana y valga la redundancia es el comienzo de una nueva aventura.
Saludos y gracias
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