Estas líneas podían haber ido dedicadas a la increíble fiesta que me pegue el Sábado por la tarde noche. O quizás a contar cualquier otra anécdota, o historia que se me pasara por la cabeza. Pero no, lamentablemente estas líneas van dedicadas a un maldito virus que me ha dejado K.O. durante poco más de 48 horas.
Estos últimos años en los cuales el miedo y el pánico sistemático a los virus aumenta en determinados momentos a escalas incontrolables, ya sea porque lo han creado así las farmacéuticas para sus beneficios, esperemos que algún día todas las atrocidades que han creado y siguen creando les sepulten como se merecen. Ya sea estos últimos meses por el caos incontrolable de la gripe A, cuando esta más que demostrado que la gripe normal sigue matando a más personas a lo ancho del mundo, pero eso parece que no es importante. El caso es que a veces uno tiene la impresión que cada vez hay más mierda en el aire, y que hay más virus y toxinas de las cuales contagiarse y cada vez peores, o quizás después de estas 48 horas yo también entre en el ya no tan selecto club de paranoicos al servicio del poder.
Llegue el Lunes a las nueve de la noche a mi casa después de trabajar, y a los quince minutos de repente comencé a sentirme fatal, sin ninguna explicación aparente una terrible angustia se apodero de mí, y me dejo anclado a la cama sin poder moverme, a la vez que la fiebre me subía a unos terribles 38 grados y medio. Así fue durante las veinticuatro primeras horas hasta que finalmente lo vomite todo. Fueron veinticuatro horas horribles, con la impotencia que entra al sentirte tan mal, que incluso sin uno saber muy bien porque se siente hasta avergonzado de si mismo, cuando lo único que puede hacer y desear es que se pase ese horror lo antes posible. El Miércoles por suerte ya me encontraba mejor, y después de lo baldado que estaba me dedique a recuperar fuerzas, y sin moverme del sofá mas que lo justo para cumplir necesidades básicas, pero con el alivio de saber que la cosa iba a mejor repose viendo películas y series. Para hoy sentirme al menos con el animo de volver a encauzar el ritmo normal de cada día.
Lo peor de estar enfermo, dudo que tenga alguna ventaja, y el que se la quiera buscar más que positivista yo lo denominaría o masoquista o gilipollas. Es la sensación de abatimiento, como de repente todo se te vuelve negro, los pensamientos y las imágenes que te vienen a la cabeza son grises, opacas, oscuras, las sonrisas difuminadas son sarcasmos de una terrible burla que uno esta sufriendo, como si alguien estuviera divirtiéndose a tu costa, de tu dolor. También que te cortan el bio ritmo, ¡la perdida de energías es enorme! y de nuevo tienes que volver a coger las fuerzas, a recuperar el animo, y cargarte de energías para volverte a organizar, recuperar posibles retrasos, recordar aquello pendiente que no has podido hacer por culpa del virus, y ponerte al día cuanto antes para recuperar el ritmo que habías llegado a alcanzar y con el cual te sentías más que satisfecho. Claro que todo sería diferente si después de empezar a sentirte bien te dieran cuatro días libres de vacaciones pagadas en un lugar soleado, y con una habitación de hotel con agradables vistas a algún lugar precioso. Pero eso esta claro que tan solo ocurre en las películas, o en mentes ingenuas llenas de ingenuas pajas mentales.
Al final por lo visto todo se ha quedado en una gripe estomacal que ataca rápido y dura poco de 48 a 72 horas con el tratamiento adecuado, y que se pega con mucha facilidad, ¡qué me lo digan a mí!............si lo que me decían de pequeño que en esta vida se pega todo menos la hermosura. Lo único que sé es que si por mí fuera mandaría al carajo todos los malditos virus que andan sueltos por el mundo, y así de paso a ver si las malditas farmacéuticas también se iban por el mismo camino.
Saludos y gracias.
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