EL BAILE PROHIBIDO


Era categóricamente prohibido, nadie la entendía, pensaban que se había vuelto loca, que no estaba en sus cabales. ¿Cómo podía ser que una chica tan joven, preciosa y siendo tan buen partido se hubiera enamorado del fantasma de su alcoba?. ¡Además no seamos ingenuos no existen los fantasmas!, clamaban la mayoría de las voces.


Desde que todo este escándalo se sucedió fue trasladada de vivienda, y la cambiaron de barrio, lo más lejos posible de aquel cuarto que las voces más cercanas de la chica decían que estaba maldito. Y tenia prohibida la entrada a la vivienda por si alguna vez, por su propia cuenta se atrevía a ir.


Así pasaron los meses, el verano desapareció tan deprisa que no daba tiempo a disfrutarlo, el otoño con sus cielos grises, y sus hojas que abundaban por el suelo, saludaba triste y melancólico a la joven muchacha. Que ahora parecía incluso mayor de lo que era, la pena le había mellado por dentro, y se empezaba a reflejar en su rostro. El manto blanco que dejaba el invierno también comenzaba a desaparecer, dando así la bienvenida a la primavera, para muchos, la estación de la esperanza. Pero la joven si antaño era risueña, jovial y agradable. Ahora parecía un alma en pena errante sin saber muy bien donde ubicarse. Sus seres más cercanos decían que eran tonterías de la edad, que un año malo lo tiene cualquiera, que ya se le pasara. Que cuando menos lo crea encontrara un joven apuesto, de su edad, y con un futuro muy prometedor, que le volverá a hacer sonreír. Pero lo cierto era que hacía ya casi un año de la última vez que estuvo junto al fantasma, su amante prohibido, y desde entonces se sentía tan incomprendida, tan mal que no era feliz, y pensaba que jamás lo volvería a ser.


Hasta que un día todo cambio, un día normal y corriente cuando la joven muchacha volvía del instituto a su casa, el clima dio un giro de trescientos sesenta grados, y de un día soleado y espléndido de primavera, se volvió huracanado, y el viento bramaba maldiciones en una lengua desconocida para el ser humano, el caos que se produjo en la ciudad es indescriptible, el miedo se apodero de las personas y las reacciones fuera de toda lógica lo único que crearon fue aumentar dicho caos.


La joven muchacha que se encontraba sola en medio de la calle, y sin saber muy bien que hacer, decidió buscar un sitio donde guarecerse, hasta que una sombra imperceptible para la vista del ser humano tiro de ella y la arrastro consigo hasta un callejón oculto. Cuan agradable fue la alegría de la muchacha cuando descubrió que quien tiraba de ella era su fantasma, su antiguo amante.


Se abrazaron como se pueden abrazar un ser humano y un fantasma. Se trata más bien de un abrazo de fe, que un abrazo físico.


La joven- (Casi entre lagrimas por la felicidad) No sabes cuanto te echaba de menos.


El fantasma- Lo sé, pero no tenemos mucho tiempo. Agarrate fuerte de mi y vamonos.


La joven- ¿Dónde?


El fantasma- Es una sorpresa, confía en mi.


El fantasma la llevó a un gran salón de baile, desabitado, pero en buen estado. Además habían bandejas con todo tipo de alimentos, y botellas de champán listas para ser descorchadas. El fantasma le explicó que había perdido un permiso especial, que indudablemente le había sido concedido para hacer lo que había hecho, pero que a cambio de ello el precio que tenia que pagar era muy alto, pues desaparecería por siempre del mundo terrenal e iría a parar a otro plano inexplicable para la conciencia del ser humano. Pero que no se arrepentía de ello, porque al menos podría pasar sus últimas horas en la tierra con ella, la joven muchacha que tanto amor le proclamaba.


No se sabe muy bien cuantas horas estuvieron juntos, lo que sí se sabe es que rieron, lloraron por la separación, se sintieron muy cerca el uno del otro, y que celebraron a lo grande ese reencuentro despedida, descorchando botellas de champán y acompañado de un buen manjar. Pero sobretodo bailaron, bailaron durante horas sin cansarse, lo que siempre habían soñado y hablado tantas veces en la antigua alcoba donde se conocieron y se enamoraron, al fin lo podían hacer realidad, bailar sin que nadie ni nada les importunara y les dijera basta.


Desde ese día nunca más se supo de la joven muchacha, nunca más volvió a su casa, desapareció, decidió emprender su vida en otro lado, eligió un lugar al azar y allí se dirigió con todos los riesgos que ello conllevaba. Dicen las lenguas que narran las historias de las personas que fue feliz, que siempre guardo para ella su primera historia de amor, y que nunca olvidó a su fantasma, pero que fue capaz de sobrevivir a su ausencia y se creo su propia vida, tuvo varios amantes, hasta que encontró a su compañero ideal que ella creía oportuno para compartir el futuro.Y dicen que cuando llego el día de su muerte, ya entrada en años, pues vivió mas que la mayoría, no parecía triste por tener que decir adiós a la vida, y murió con una sonrisa en su rostro. Seguramente porque sabía mejor que nadie que se volvería a encontrar con su fantasma y podría de nuevo bailar su baile prohibido.





Saludos y gracias

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