En los lagos de Bukowski la
ciudad es un gato estirándose afilando sus uñas contra el hormigón, el asfalto
son las miradas contrapuestas de perros abandonados, la gente extra dimensiona
(en la infinidad de diferentes mundos paralelos) la teoría de conjuntos, y el álgebra
es el silencio detrás de una llamada que no adquiere el valor de la respuesta,
lo que mata a las hormigas son pupilas ensangrentadas, los viajeros del tiempo poetas
disfrazados de ebriedad con maquinas de escribir como intestinos que sacuden
sus entrañas, unas decimas de amor envueltas en mercurio tratando que suba la
temperatura, y en las consultas de los psiquiatras han dado licencia a la barra
libre mientras diseccionan entre ángulos herméticos y figurativos el tener y no
tener, hasta que alguien abre una caja de música y todo escenario en
composición se vuelve iceberg encaprichados por la bailarina que da vueltas
sobre su propio eje.
Saludos y gracias
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