Desde la ventana hubo un adiós
que no supe evitar, contrarrestar, paliar, lo más triste de todo es que ese
adiós comenzó el mismo día que empecé a sentir algo por ti.
Niña que no te tengo, que ya
no estás, que desapareció tu voz, que no sé qué andarás haciendo, que quiero
tener noticias tuyas, que te dejes ver, para que no sangre más, no sangre más
esta herida que destroza cualquier alma que desee necesite como se necesita la
necesidad de tu amor, que me quema por dentro y me provoca furia y dolor, niña
que ya no estás, que no permites que te quiera, te duerma el sueño por las
noches, te llore de alegría porque buscas mi abrazo, y esta agonía no la aplaca
este desgarro que es tu perdida, tu adiós, entregarme a ti y a este arrebato
que es sentirte como nunca te hicieron sentir, sin pensar ni importarme si me
hará sufrir que te dejes y te olvides de no estar para sí estar, porque niña no
te tengo porque nunca consentiste que te tuviera, que vuelvas como se vuelve la
primera vez, y así, así callarías este silencio, estos días que son una
despedida constante porque niña no quieres ser lo que quiero que seamos, porque
niña no te tengo y ya no estás.
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