LA RUEDA DEL TIEMPO



He bajado a la calle, las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta negra con capucha, se acaba el curso y busco en algún billete de tranvía o de avión que me lleve hasta la rueda del tiempo, hacerla girar funcionar, reventar este continuo y que el pasado presente y futuro sea todo un uno en un gran círculo que de vueltas sin parar.

¿Y por qué no estás cuando me haces falta, y cuando estás ya he olvidado que me hacías falta? Los teleñecos ya no salen por la televisión, a veces todo funciona como un ciclón, un tornado, no sé, no sé, que sentir que expresar cuando descubro que el epicentro soy yo, o esa cometa que se escapó de las manos de su dueño.

Paseo por el andén, buscando respuestas en algún tren, algún viaje que me lleve de espaldas a la realidad, para que cuando esté de vuelta, todo lo entienda muchísimo mejor, esté más claro, mi arquitectura dejé de no tener sentido, y tengo en mi mano la tuerca que haga girar la rueda del tiempo, pero no sé donde está, no sé todavía  donde está.

Necesito del opio que se encuentra en las amapolas de tus pezones para acabar de derrumbar mis demonios, ser más natural, dejar atrás mi artificialidad como caparazón para sobrevivir, ¿Y cuando vuelvas te acordarás de mí? ¿Y si resulta que te tenías callado que me estabas esperando y cuando llegue a ese lugar ya te habrás marchado?

Saludos y gracias
  

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