AÑOS SUPERPUESTOS



El Sargento Pimienta está al acecho, lo oyes, lo escuchas, la calle en el paso de cebra se puede pisar descalzo, o con mocasines, hay libertad de expresión, la misma que te tapan con un esparadrapo, lo ves venir, las famosas torres de marfil se caerán en pedazos, escombros, y volveremos a aprender a respirar, sueños que comenzarán al atardecer, y puntear tu barriga como acordes avariciosos que avarician retenerte en canciones, volveré atrás, a tiempos inexpugnables, para explicarte porque este es nuestro momento, finales de los sesenta siempre me hubiera gustado estar ahí, conocerte ahí entre ideas que se convertían en malabares, fumar amapolas, cambiar las sabanas todos los domingos, dibujarte elefantes con alas, e irte a buscarte en bicicleta y que te subieras detrás, tirar vapor de barco transatlántico, recorrer el océano hasta una isla perdida, construir nuestro universo, ves que fácil es todo cuando te dejas pervertir por mi imaginación, soy como los fantasmas que busca tu intuición, acércate y no te alejes, ¿Ahora entiendes lo de las sabanas de los domingos?, las notas lentas y tristes de la ecuación…

Hay elfos en mi habitación, siempre caminarán por ahí, no te preguntes el porqué, vuélvete y mírame, nunca desapareceré, estaré dando pasos de tortuga hasta acercarme a ti, y anticipar que quieres para desayunar, tostadas con tomate, zumo o café, coordinar lo que se ve a través de la ventana con una realidad que sea mejor y diferente, paralelismos que se juntan crean el espacio infinito de los finales de los años sesenta superpuestos a los del dos mil trece, ahora supongo que no estás tan lejos, todo lo contrario estás más cerca que nunca.

Saludos y gracias    

No hay comentarios:

Publicar un comentario