CAPÍTULO IV: LA LIBRERÍA

Tres plantas, en la del medio una pequeña cafetería, varias secciones, ingeniería espacial para crear rompecabezas en El Universo, sorbos analgésicos contra la realidad, literatura de las serpientes, economía domestica para sobrevivir a la crisis, manuales para salir corriendo cuando necesitamos dejarlo todo, física y química elemental de la naturaleza y comportamiento humano, medicina alternativa contra agujeros negros, historias de animales cuánticos. 

Busca un libro que le han recomendado, podría hacerlo rápido, llegar, preguntar a alguien que le indique donde está, cogerlo, pagar y marcharse, pero ha decidido improvisadamente quedarse ahí, ojear las últimas novedades, darse un paseo, el olor del papel, el tacto de las portadas, y allí mismo están preparando la presentación de un libro que no conoce pero le resulta atractivo su titulo, coge asiento, y decide quedarse.

Se lo prometió hace unas semanas, cuando recibió un mensaje de su amigo que iba a presentar un libro, que le encantaría que fuera, ella sabía que no podía decir que no, además le hacía mucha ilusión, porque era consciente cuanto trabajo le había costado para alcanzar ese momento, llegó con unos minutos de antelación, tan elegante como siempre, era difícil no fijarse en su presencia, se quedó tranquila al comprobar que su amigo estaba relajado, cogió asiento, y antes de que comenzase la presentación de “La vida es mejor con un poco de cianuro”, giró la cabeza y dos filas más atrás creyó ver un rostro que en cierta manera le era familiar.

Ella se le acercó directa, como quien aborda un barco sin pensárselo dos veces, él supo quién era, como olvidar el rostro y el cuerpo con el que había aparecido en sus sueños las últimas noches, ella sabía que aquello iba a ser divertido, como siempre le pasaba, ella cogería el timón de la conversación, él no sabría qué decir, se le trabarían las palabras, luego intentaría invitarla a alguna copa, y ella con una sonrisa diría quizás algún otro día.

Continuará....