Algunos regresos son incómodos, este no lo es, aunque la ciudad respire el frío de un otoño que se predice corto, y las calles que me cercan sigan recordándome a Sarajevo cuando el mundo decidió jugarle una mala pasada, aquí la excusa es, capitalizar las calles, porque últimamente lo capitalizan todo, todo.... Hasta los amaneceres de café con leche y zumo de naranja de tetra brik.
Aunque el verdadero regreso fue el viaje exprés que durante una semana me recordó muchas cosas que necesitaba no olvidar, y aunque anduve perdido porque a veces lo necesitamos para que las cosas funcionen mejor de lo que lo hacen en su trayecto diario, desconectado de la realidad a mi manera, y dolido por percibir en una dimensión más amplia de lo que me hubiera gustado imaginar que las cosas andan torcidas, demasiado torcidas, todavía queda algo que jamás podrán arrebatar, se respiran ganas de algo mejor en los bares, en las calles, en las propias incertidumbres que arrastran un futuro imperfecto, inestable, inseguro, porque yo siempre me digo que una ciudad tan hermosa y que me está esperando para que un día vuelva quizás ya para siempre, no puedo dejar de pensar así, porque no es nada fácil cada vez que me vuelvo a dejar sus calles atrás, sus bares, Ruzafa que es mucho más que un solo nombre... Aunque ese día todavía no tiene fecha en el calendario, pero ya sabes esperando al trampolín que me ayude hacer el salto completo, a la guinda que decore la perfección de lo imperfecto, a que cuando vuelva no me deje nada aquí que me retenga, sabes no es justo que unos malditos le hayan arrastrado a esa condenada cirugía estética que le está robando el alma, porque si le dejarán respirar a su aire... Todo sería más fácil...
Saludos y gracias
Aunque el verdadero regreso fue el viaje exprés que durante una semana me recordó muchas cosas que necesitaba no olvidar, y aunque anduve perdido porque a veces lo necesitamos para que las cosas funcionen mejor de lo que lo hacen en su trayecto diario, desconectado de la realidad a mi manera, y dolido por percibir en una dimensión más amplia de lo que me hubiera gustado imaginar que las cosas andan torcidas, demasiado torcidas, todavía queda algo que jamás podrán arrebatar, se respiran ganas de algo mejor en los bares, en las calles, en las propias incertidumbres que arrastran un futuro imperfecto, inestable, inseguro, porque yo siempre me digo que una ciudad tan hermosa y que me está esperando para que un día vuelva quizás ya para siempre, no puedo dejar de pensar así, porque no es nada fácil cada vez que me vuelvo a dejar sus calles atrás, sus bares, Ruzafa que es mucho más que un solo nombre... Aunque ese día todavía no tiene fecha en el calendario, pero ya sabes esperando al trampolín que me ayude hacer el salto completo, a la guinda que decore la perfección de lo imperfecto, a que cuando vuelva no me deje nada aquí que me retenga, sabes no es justo que unos malditos le hayan arrastrado a esa condenada cirugía estética que le está robando el alma, porque si le dejarán respirar a su aire... Todo sería más fácil...
Saludos y gracias
me encanta cómo escribes!! hay reencuentros que son apasionantes!! y espero que sea una de ellas! un besazo
ResponderEliminarVeo que tienes alas en los pies..
ResponderEliminar(Y en las palabras)
Un abrazo