Has visto últimamente las calles están llenas de miedo, porque tanta porra, tanta pelota de goma, no puede traer nada bueno. En Oslo un loco decide hacer una matanza sin ningún sentido, y algo más habrá detrás que no nos quieren contar. En Londres entraron en guerra, la ira de tanta imperfección, y en España repelen el movimiento del futuro e incluso algunos lo satanizan. Hace mucho que deje de ver el maldito telediario, no me interesa oír lo mismo de siempre, el mamoneo que se traen los de arriba, y son pocas, muy pocas veces por no decir ninguna cuando te sorprenden con las cosas hermosas que ocurren entre bastidores, detrás del telón de caos y terror que impusieron a raíz de un control social y una maldita crisis que lo único que ha hecho es meter el dedo en la llaga y abrir la enorme brecha entre los desheredados, y los ortodoxos del poder, aquello que ya aviso Marx, lucha de clases. ¿Te suena? La primera vez que oímos hablar de ello fue en pupitres en la Universidad, cuando creíamos que cambiar el mundo era posible y sencillo, hasta que.... Nos toco hacernos mayores en cierta forma, es decir, buscarse los medios más respetables a ser posible, para sobrevivir en un terreno que habíamos visto de cerca, pero todavía no lo habíamos pisado, y así fue como poco a poco nos fuimos alejando de lo que nos hubiera gustado ser, Guevaras a nuestra manera tan particular, resolviendo las dudas de la revolución entre copas hasta las tantas de la madrugada, y debajo de las sabanas mientras te desnudaba primero con la mirada, y luego con mis besos que tú me devolvías antes de que amaneciera.
Te entiendo perfectamente cuando me dices cansada, que una parte de ti le entran ganas de convertir un día cualquiera, en un día de furia, algo así como le vimos hacer a Michael Douglas en aquel cine de barrio que el progreso cerro. Pero como ese no es el camino, y lo sabes, por eso te invito a fantasear una vez más con el escenario que nos gustaría visualizar algún día de estos, y a ser posible a no muy tardar, allí donde las calles solo pertenezcan a los que les gusta delinquir con acordes prohibidos, a los Robin Hood que se esconden junto a los gatos pardos, a los malabaristas del optimismo, a los que aprendieron a brindar cuando el mundo se pone patas arriba, a los que regalan abrazos al atardecer, a los que disparan claveles que no matan, a los arquitectos de un futuro mejor. Ahora solo nos falta encontrar el teatro ideal para tal escenario.
Te entiendo perfectamente cuando me dices cansada, que una parte de ti le entran ganas de convertir un día cualquiera, en un día de furia, algo así como le vimos hacer a Michael Douglas en aquel cine de barrio que el progreso cerro. Pero como ese no es el camino, y lo sabes, por eso te invito a fantasear una vez más con el escenario que nos gustaría visualizar algún día de estos, y a ser posible a no muy tardar, allí donde las calles solo pertenezcan a los que les gusta delinquir con acordes prohibidos, a los Robin Hood que se esconden junto a los gatos pardos, a los malabaristas del optimismo, a los que aprendieron a brindar cuando el mundo se pone patas arriba, a los que regalan abrazos al atardecer, a los que disparan claveles que no matan, a los arquitectos de un futuro mejor. Ahora solo nos falta encontrar el teatro ideal para tal escenario.
Saludos y gracias
Hola,he visitado tu blog,me ha parecido interesante por la variedad de artículos y publicaciones. Se sale de lo común y rutinario.
ResponderEliminarFelicidades.
Abrazos.