REFLEXIONES DE UN DOMINGO CON RESACA III PARTE


Perezoso se ha levantado hoy el día, lo encuentro cansado, serio y aburrido o preocupado, no sé cual de ambas, en todo caso tendría que preguntárselo. Una vez más ese manto gris cubre esta ciudad, y aunque uno intenta acostumbrarse no puede, tienes la sensación que el mundo de un momento a otro se va a derrumbar sobre nuestras cabezas. Por eso aquí los escasos rayos de sol que penetran ante la magnitud del gris son tan celebrados, y tan aplaudidos.


Dejando atrás el rastro de la otra noche en la que te has dejado llevar, y seducir. En la cual has jugado una vez más al libre albedrío, a moverte por impulsos y sensaciones, a vivir otra realidad fuera de las reglas que están establecidas con anterioridad en nuestra rutina diaria. A dejar de lado la parte más cerebral y dar paso a los instintos. Hasta que al final todo se acaba, ya sea porque no puedes más y el cansancio impone la retirada, ya sea porque nuestra parte desinhibida se apaga y la vuelta a la coherencia racional nos arrastra hasta nuestra guarida para dormir la mona. O simplemente fue una de esas noches inigualables, inolvidables, pero que llegan a su fin, pues ya se sabe que lo hermoso no es eterno. O quizás estemos equivocados y lo bello si pueda ser para siempre, solamente que nunca hemos sido capaces de encontrar ese camino.


Al día siguiente, aturdidos por la resaca, hacemos balance de la noche anterior, y mentalmente la encasillamos, la etiquetamos, ya sea como una noche más, ya sea como una noche para olvidar, ya sea como una noche inolvidable. Mientras tanto seguramente sin ser conscientes plenamente de ello ya estamos pensando en la siguiente noche que esta por venir.


Saludos y gracias






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