CURA DE HUMILDAD

A veces las personas nos dejamos arrastrar cuando nos encontramos enojados, ofuscarnos y pensar que tenemos la razón perdiendo así toda perspectiva sobre las cosas. Entonces sintiéndonos victimas de los demás no nos damos cuenta que quizás actuando como actuamos al enfadarnos hacemos daño a los que se encuentran a nuestro alrededor. Corriendo el riesgo de dejarnos llevar por la sangre caliente y tomar decisiones que seguramente sean determinantes para nuestro futuro y de las cuales si en ese último momento, en ese último instante antes de que las cosas sucedan no damos marcha atrás quizás cometamos el riesgo de hacer una acción de la cual nos arrepintamos de por vida. Somos imprevisibles, a veces incluso ni auto controlables, y no nos damos cuenta que cuando estamos mal, o nos sentimos incorregiblemente incomprendidos y solitarios, nos estamos cegando por el rencor, por la mala leche, y que resulta muy peligroso dejarse llevar a ese viaje oscuro y tenebroso donde todo lo vemos del revés, donde lo que antes era hermoso deja de serlo, donde aquello que antes queríamos tristemente dejamos de hacerlo. Y a veces viene muy bien saber rectificar, dejar de sentirse el ombligo del mundo y darnos cuenta que la mayoría de veces la gravedad de los problemas lo decide nuestra mente, nosotros somos en cierta manera culpables de sentirnos mejor o peor, nosotros nos castigamos o nos felicitamos, nosotros somos nuestros propios jueces al fin y al cabo.

Esta semana al fin he encontrado piso, quizás no era el piso que me hubiera imaginado al venir aquí, se trata de un piso de 40 metros cuadrados con una cocina, un aseo completo, y una habitación que hace función tanto de comedor como de dormitorio, es muy humilde y la ventaja que para llegar no hay que subir escaleras pues se encuentra en la planta baja. Al principio al verlo me lleve una cierta decepción, supongo que parte de ello tendrá que ver que no puedo dejar de compararlo con el piso que tenia en Valencia, pero me he dado cuenta que eso es un error. Pues después de lo visto estos dos meses en Wroclaw y con los altísimos precios que tienen los pisos quizás no este tan mal. Es bastante antiguo pero con un poco de trabajo extra, un poco de imaginación y sobretodo mucha ilusión seguramente Annia y yo consigamos convertirlo en un piso bastante acogedor. Además tan solo se trata de unos meses, y siempre existe un hueco hermoso para dejar reposar la esperanza de encontrar en un futuro algo mejor. No se en cierta manera lo veo como una cura de humildad, no se como volver a empezar de cero, y creo que todo esto me ayudara bastante a valorar cosas que quizás por las comodidades que tenia en España no me permitían valorar. Claro que hay una cierta nostalgia a todas esos lujos, y ventajas que disponía en mi país. Pero también genera mucha ilusión tener ante mi el reto que me he propuesto al venir a Wroclaw, y luchar y, saborear lo que estoy consiguiendo por mi mismo es muy importante, darle valor a ello que conseguimos nos ayuda a sentirnos mejor. Tiendo siempre a querer interpretar los acontecimientos que me deparan la vida como si fueran pruebas que me pone el destino y la mayoría de veces me paro a pensar que espera de mí al darme algo nuevo, la mayoría de veces esas preguntas se quedan sin contestación pues no soy capaz de interpretar al destino y sus caprichos, pero pienso que si uno tiene ilusión y fe en uno mismo, las cosas tarde o temprano te compensan para bien, es cuestión de aprender, tener paciencia, y sobretodo siempre ser optimista, y confiar y sentir que tienes aquello que desearías tener.

Saludos y gracias.

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