BON APPETIT



Siempre es bueno escapar, porque a veces es necesario perderse en algún lugar desconocido para volver a encontrarse.

Y esa Europa central, fría, triste a largos ratos, melancólica, transpira algo que te atrae, es una atracción incomprensible, inhabitable hasta cierto punto, pero te lleva hasta allí, a una especie de Kilometro Cero.

Quieres como él encontrar tu lugar en este mundo, y encontrar a esa persona que responda lo que tú quieres oír.

A veces es tan difícil ser sujeto, y encontrar el verbo adecuado para reproducir la frase perfecta.

Igual que entender a las ciudades, sus peculiares nostalgias, algunas por lo que te viste obligado a abandonar, otras por aquello que te ha faltado por descubrir.

Luego están esas ciudades que sin saber nada de ellas, más lo que viejas postales, lecturas varias, y alguna que otra imagen te han querido mostrar. Sin saber muy bien porque te arrastran, quieren llevarte a su particular punto de partida. ¿Por qué realmente que nos ata o nos deja de atar?

Siempre tendré esta duda, realmente nosotros elegimos a las ciudades o son ellas las que nos eligen a nosotros.

Trabajos de ensueño, trabajos malsanos, contratos dignos o indignos, bienes materiales y sus particulares ataduras, y la eterna melancolía, y las eternas dudas, y las eternas preguntas que no encuentran respuesta, y el vacío de un algo que está por llenarse y no sabes como empezarlo a llenar. Cuenta atrás, y el miedo a arriesgarse, el miedo a saltar con los ojos cerrados y porque no, volver a empezar. Quizás una vez se salta la frontera inicial, volver a empezar en más de una ocasión no sea tan malo como algunos piensan.

Porque regresar siempre se puede regresar, como él, como ella, la cosa es averiguar si lo que realmente necesitas es retornar. Porque volver, siempre se quiere volver.

Claro que también a veces se desea no reaparecer, y en esa contradicción habitamos más de uno. En ese margen estrecho que deja el saber que todavía queda todo por descubrirse.

Por eso a veces el secreto, la cosa, es que cuando digas a alguien “Te quiero” te responda lo mismo. Ahí es cuando empieza algo nuevo, que merece la pena averiguar. Deja que te corran esa cortina y veras lo hermoso que hay detrás de ella. Aunque a veces te confunda.




La canción principal de la película



Saludos y gracias

2 comentarios: